Inaugurado en 1970, funcionó durante una década. El año de su apertura llegó a tener 400.000 visitantes, el segundo parque de diversiones más visitado de Estados Unidos, sólo después de Disney World.
En principio el parque fue construido con la idea de desarrollarlo en conjunto con un emprendimiento inmobiliario. Promovido por la familia Robbins, la idea era desarrollar casas y resorts para esquiar en la montaña. ¿Pero que pasaba durante el verano? ¿Y que sucedía con todos los empleados que debían contratarse para los resorts de esquí?
Ahí fue cuando los Robbins pensaron en una pista de golf y un parque de diversiones para atraer turistas todo el año y especialmente familias con niños pequeños. Junto con la actriz Debbie Reynolds participaron en una subasta de muchos objetos empleados en la película. No pudieron ganar los famosos zapatos rojos, pero si consiguieron el vestido de Dorothy, quién inmediatamente pasó a formar parte de la colección y el museo.
El parque estaba diseñado como una atracción con una sola dirección: uno entraba por la granja de la familia de Dorothy, vivía el tornado (cuando el parque estaba en su cénit, al sótano te acompañaba una imitadora de Dorothy) y luego emergías en Oz con las piernas de la bruja bajo una réplica de la casa rota. A partir de ahí recorrías el Camino de Ladrillos Amarillos e ibas reproduciendo el periplo de Dorothy hasta la Ciudad Esmeralda donde te concedían el deseo de volver a Kansas en un globo que era un teleférico.
Sin embargo, los buenos tiempos no iban a durar para siempre. Los visitantes del parque comenzaron a descender y para mitad de los setenta eran solo alrededor de 60000. En 1976 el anfiteatro que hacía las veces de la Ciudad Esmeralda se prendió fuego y se destruyó. Alrededor de ese momento el vestido de Dorothy fue robado o se perdió.
Visitar su decadente y un poco espantoso bosque de árboles parlantes, caminar por los ladrillos descascarados. Encontrarse con una terrible pajarera abandonada en el medio del recorrido.
Algunos de los visitantes concurren disfrazados de sus personajes favoritos y se encuentran con bancos de niebla que anuncian el invierno.
Quizás nace un nuevo tipo de turismo temático, basado alrededor de la idea de anti-parque de diversiones, en vez de brillante e impecable, destruido y tétrico. Ideal para el apocalipsis zombie.
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